Es una pena que nuestros minutos de gloria a veces sean tan costosos de conseguir. Os resumiré los pasos a seguir, que son bien sencillos.
Bien, empieza por morirte. Ya está, ya has conseguido tu momento de Gloria Bendita. A partir de ahí va todo rodado. Te visitarán colegas que claro que sentirán tu pérdida, sobre todo si les debías pasta; otros simplemente te conocían de oídas y se harán denotar por contar cuan amigos erais, cuando es el típico al que llamas "tío, colega, tronco", porque su nombre cayó en el olvido junto con el Grand Prix. Las mujeres aprovecharán para ponerse sus trajes de las rebajas al 70% debido a la deflacción, y tú tendrás por fin tu traje a medida, aunque sea de madera de pino del IKEA.
Tu muerte te santifica, todavía no se sabe por qué pero el purgatorio no lo domina el amigo Ratzinger Z, puños fuera. Da igual que hayas sido un grandísimo HP (Hewlett Packard), como si has violado a un dogo alemán porque al fin y al cabo siempre quedan las frases estándar de "siempre se van los mejores"...Pobre Hitler...
